Historia del Mareny Blau
En un tiempo ya perdido en la memoria, surgió un lugar muy especial, una perla escondida fuera del desarrollismo de la costa de Levante de la segunda mitad del siglo XX. Este rincón de paz y serenidad tomó el nombre de Mareny Blau (Marisma Azul en valenciano).
A mediados de los años 60, solo unas pocas familias conocían este refugio situado lejos de la ciudad pero, a la vez, suficientemente cerca como para disfrutarlo todo el año. Aquellos eran tiempos donde los viajes cortos o rápidos de turismo no se habían popularizado todavía y donde disfrutar de un rincón como el Mareny era el sueño realizable de cada fin de semana o puente festivo.
El Mareny Blau se convirtió en el lugar perfecto de descanso para familias de empresarios y clase media profesional donde todos podíamos recargar energías, disfrutar de la belleza natural y sumergirnos en una vida tranquila a la vez que activa. En el recuerdo quedan también familias extranjeras contratadas por la factoría Ford de Almussafes que habitaron el Mareny Blau cómo residencia hasta bien entrados los 70s.
Los vecinos más veteranos del Mareny Blau siempre recordaremos con cariño el emblemático embarcadero. Aquel lugar, hoy engullido por un temporal invernal, fue durante casi medio siglo un punto de reunión para meditar, pasear, conversar y disfrutar de la belleza del mar y del cielo. Allí, jóvenes y adultos por igual, compartimos risas, sueños y secretos bajo el cielo estrellado y el murmullo del mar como banda sonora de nuestros recuerdos.
La Plaza del Monolito, la Plaza del Ancla, la Iglesia siguen hoy siendo algunos de los polos sociales del Mareny Blau. Durante décadas, muchos adolescentes encontraron en estos rincones su primer amor; muchos adultos participaron de animadas conversaciones y todos disfrutamos, todavía hoy, de la alegre atmósfera de estas plazas, siempre vibrantes y llenas de vida en verano.
El Club Social se convirtió en el corazón del Mareny Blau en los años 80. Aquí, los «marenyeros» disfrutamos de largas tertulias, juegos de mesa, deliciosas comidas y la calidez de la compañía mutua. Este lugar ha sido testigo de innumerables historias y anécdotas que han definido y todavía definen el carácter y el espíritu de Mareny Blau.
El deporte siempre ha sido un pilar fundamental en la vida del Mareny Blau. Desde campeonatos de tenis y futbito, hasta partidos de frontón y, más recientemente, torneos de pádel. Los cálidos veranos de Mareny Blau siempre están llenos de emoción, competencia y unión comunitaria.
Sin embargo, la historia del Mareny Blau no se entiende sin el famoso y añorado concurso de paellas. Aunque este evento también desapareció, sin duda ha dejado una huella imborrable en el corazón de la comunidad, además de ser más que probablemente, el germen del actual concurso internacional de paella de la vecina localidad de Sueca.
A lo largo de los años, Mareny Blau ha sido un lugar de paz y actividad, donde niños y adultos hemos podido descansar, ponernos en forma y disfrutar de la belleza del entorno del Parque Natural de la Albufera. Además sigue siendo un espacio lleno de historia y tradiciones.
Aunque algunos de sus iconos como el embarcadero, Java, etc. ya no existen o personajes como el Abuelo, Plinio, Paquito y otros no estén ya entre nosotros, su recuerdo continúa en la memoria colectiva de esta gran familia que es el Mareny Blau. Hoy nuevos encuentros, lugares y personajes se forjan en el imaginario del Mareny Blau del siglo XXI y su espíritu perdurará también para futuras generaciones. Porque el Mareny Blau sigue avanzando.
Pero incluso para los que algún día se van de este entorno, el Mareny Blau siempre quedará en su corazón. Por su autenticidad, por su identidad, por el orgullo, espíritu de pertenencia y hospitalidad de los que aquí vivimos, el Mareny Blau siempre será el lugar lleno de sol, naturaleza y tranquilidad que algún día formó parte de sus vidas.